¿Por qué no me concentro?


¿Qué me está pasando que, en estos días, estoy 24h en casa y sin embargo mi nivel de productividad cada vez es peor? Te lo contamos en nuestro artículo sobre concentración.

¿Por qué no me concentro?

​Esto te pasa, 24h de información constante en TV, radio, RRSS, llamadas telefónicas, cuidados de hijos y tal vez de padres, tareas domésticas, trabajo…todo en el mismo espacio físico y temporal. Necesitamos ser ágiles, eficientes, tenemos todo por hacer y no somos capaces de avanzar en la tarea, y cuánto más empeño ponemos, más despacio avanzamos y no se nos quita de la cabeza, que con lo que tenemos encima, además, no somos capaces de rendir.

Toda esta información nos está provocando saturación mental, el cerebro no da abasto a procesar la cantidad de estímulos que nos llegan por minuto, llegan estímulos externos (noticias, necesidades familiares, necesidades laborales, necesidades domésticas…) y estímulos internos, generados a partir de la integración de la información previa  y toda esta que vamos integrando sobre la marcha (tengo que hacer…, va a pasar…, si hubiera hecho…, si hubiera dicho…), además, sumamos la falta de distancia con la cotidianeidad, (todo está presente todo el tiempo: familia, casa, noticias, trabajo…) esta situación nos exige unos recursos físicos extras, esta situación nos produce agotamiento físico y mental y producto de ello un bloqueo mental que nos impide y ralentiza en exceso las tareas, cuando no, exceso de estrés o crisis de ansiedad.

La importancia del orden para la concentración

Dejar la mente en blanco para focalizar sólo en una tarea no es fácil, requiere de formación, entrenamiento, mucha disciplina y orden, sobre todo, orden. Orden de espacio, orden de cosas y orden de tiempo, especialmente cando hay falta de espacio, falta de cosas y no hay límites de tiempo, la clave es el “orden”.

Debemos recuperar el hábito de ordenar para poder priorizar todas las tareas que vamos a realizar cada día. Ya que el entorno es el mismo durante muchos días, no hay cambio de espacio, diferenciaremos un día de otro por las tareas que realizaremos cada día, esto nos ayudará a ser más productivos. El día va a dejar de tener 24h, para tener secuencias de 20 minutos en las que harás una sola cosa, eso sí, usando los 5 sentidos. Diseña el contenido del día y al final del día comprueba todas las tareas que has realizado:

Orden del día: Tareas a realizar

Antes de iniciar, desconéctate del mundo, aleja móvil, apaga conexiones con las noticias, pide que todos respeten las mismas normas al mismo tiempo. Sé consciente de tus 5 sentidos (Oído, vista, tacto, gusto y olfato) los 5 tienen que colaborar y trabajar para rendir en la tarea programada. Nada alrededor que el sentido de la vista pueda recoger para procesar información, auriculares para aislarnos de estímulos auditivos que procesar, temperatura y tensión muscular adecuada para que el sentido del tacto tampoco aporte información para procesar, sin comida ni olores que den trabajo al sentido del gusto y olfato. Con los 5 sentidos alineados con un solo objetivo, el cerebro sólo tendrá que ocuparse de procesar la información necesaria para ejecutar la tarea sobre la que está trabajando.

Haz un listado de todas las tareas que vas a realizar cada día, hazlo también para aquellos que están a tu alrededor, siempre que ellos no puedan elaborarlo por sí mismos. Incluye en el listado el tiempo de descanso, tiempo de cuidados personales, tiempo de ocio, tiempo de información, tiempo de comunicación, inclúyelo todo…, eso sí, tarea por tarea para poder elegir en cada momento “la tarea a la que vas a dedicar tus 5 sentidos, toda tu concentración y todo tu esfuerzo”.

La regla de los 20 minutos y los 5 sentidos

Organiza esas tareas en intervalos de 20 minutos. Utiliza un temporizador para controlar el tiempo. Sé estricto.

Si la tarea es compleja, y completarla implica periodos de más de 20 minutos, descomponla en tareas más sencillas que puedan ser comenzadas y terminadas en el periodo de 20 minutos.

Si la tarea requiere menos de 20 minutos, agrúpala con otras del mismo tipo, cuya duración también sea menor a los 20 minutos.

  • Organiza las tareas según urgencia y dificultad. Puntúa de “1” a “3” la urgencia y de “1” a “3” la dificultad de ejecución (“1” será la puntuación máxima y “3” la puntuación mínima).
  • Comienza por todas las tareas de urgencia “1” y dificultad “2”, continua con las de dificultad “1” (las más difíciles) y continua con las de dificultad mínima “3”.
  • Continua con la tareas de urgencia “2” con el mismo orden que el anterior (2, 1, 3).
  • Finaliza con las tareas de urgencia “3” con idéntico orden que los anteriores (2, 1, 3).

Esfuérzate por terminar lo programado en el tiempo programado, los próximos 20 minutos están comprometidos para otra tarea, no puedes robar ni un minuto de ese tiempo a la siguiente.

Descansa 5 minutos, bebe un vaso de agua, haz unos estiramientos musculares, ve al baño, coge aire…, procura que todos sigan el mismo ritmo. Este tiempo es imprescindible para que los siguientes 20 minutos sean de máximo rendimiento. Tus neuronas, tus músculos, todo tu organismo necesitan repararse para rendir al máximo en el siguiente periodo, hidratación, oxigenación y estiramiento muscular te proporcionarán los elementos necesarios para que tus neuronas puedan dedicarse a una sola cosa: la tarea que has elegido hacer en ese momento. ​

Observa cuáles son los ritmos de las personas con las que compartes tiempo y espacio y busca la mejor adaptación de todos. Flexibiliza tratando de mantener siempre la regla de los 20 minutos.

Sé que es fácil sobre el papel, la realidad recoge muchas más variables, necesidades e imprevistos, el método implica entrenamiento, a veces, improvisación y mucha creatividad. Ánimo, inténtalo una vez más, el esfuerzo vale la pena. Si no sale a la primera saldrá más adelante, cuanta más organización tengas, mejor será tu rendimiento y mayor será tu nivel de satisfacción y bienestar. Todo suma y sumar éxitos por cumplir las expectativas, sumará bienestar. Disfrútalo y celébralo.

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