Crisis de ansiedad, cómo responde nuestro cuerpo


En estas últimas semanas se nos acumulan las malas noticias y parece que no hay espacio para las buenas. Telediarios, prensa escrita, radio, redes sociales, la familia, el vecino, el portero, compañeros de trabajo, hemos generalizado la emisión de noticias negativas, tras noticias negativas y en previsión de noticias peores aún.

¿Autocontrol o crisis de ansiedad?

¿Está preparado para esta situación? ¿sabes adaptarte a las situaciones de riesgo? Si tras leer la prensa, tras hablar con tus compañeros de trabajo, tras ir al supermercado sigues siendo capaz de mantener la sonrisa, si sigues siendo capaz de sentir calma y tranquilidad, si aún puedes planificar lo que harás en dos días, o mañana o en unas horas, es que tienes una buena capacidad de autocontrol.

Si por el contrario el bombardeo de malas noticias que presagian la generación de más malas noticias a corto y medio plazo, la situación de los niños en casa, el riesgo directo e inminente para padres y abuelos, la disminución del volumen de trabajo y por lo tanto de recursos económicos, la percepción de la posibilidad de desabastecimiento de productos de primera necesidad, te deja paralizado, te deja sin aliento, te dan ganas de llorar o de gritar, tal vez de pegar o de salir corriendo, entonces estás viviendo una crisis de ansiedad.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es la emoción que percibimos tras la emisión desproporcionada de la respuesta fisiológica que nuestro organismo emite de manera automática para protegerse a sí mismo, anticipando la posibilidad del suceso, sin necesidad de que este se haya producido y aunque sea lejana la posibilidad de que vaya a suceder. La protección automática que genera el organismo es una respuesta de “lucha” o de “huida”, “grito”, “pego” o “salgo corriendo”. Pero si no tengo con quién luchar, o a dónde huir, me quedo “paralizado”.

Respuestas de nuestro organismo a la ansiedad

Estas respuestas automáticas las genera el sistema nervioso autónomo simpático, son respuestas rápidas porque de ellas puede depender la vida del organismo.  Como el objetivo es la protección mediante la lucha o la huida, todos los recursos orgánicos se focalizan en maximizar estas dos funciones, por lo que se dispara la frecuencia cardiaca, se produce vasoconstricción periférica, aumenta la tensión muscular, disminuye la temperatura periférica, aumenta la sudoración, se suprime la actividad digestiva, aumenta el ritmo respiratorio y disminuye su amplitud.

Como son respuestas automáticas es difícil controlar en el momento de producirse, así es que para que la respuesta no nos desborde es mejor ir entrenando cada día antes de que se produzca el estímulo que desencadene la respuesta de ansiedad.

La importancia de la respiración y la tensión muscular

Dedica unos minutos cada día a realizar respiraciones conscientes, lentas, profundas y guardando el ritmo. ¿Qué tal si lo haces siempre antes de comer? ¿Y un par de veces más entre las comidas?

Realiza estiramientos musculares siempre a final del día para eliminar la tensión acumulada, pero no estaría de más que lo hagas alguna otra vez más durante la jornada.

Controlar la respiración y tensión muscular en momentos de “tranquilidad” te preparará para que, en los momentos de mayor activación, tu sistema inicie a partir de niveles más bajos y en consecuencia, llegue a niveles menos altos.

Además, tu cerebro estará entrenado para responder hacia situaciones percibidas de bienestar.

Cómo cambiar la ansiedad por la tranquilidad

Lo que sucede a nuestro alrededor casi nunca lo podemos cambiar, pero siempre podemos cambiar nuestras conductas, nuestros hábitos y lo que es más importante, cómo percibimos aquello que está sucediendo en nuestro entorno.

Daremos nuestra opinión, asumiremos las indicaciones de las autoridades competentes y actuaremos con sensatez y coherencia y desde los límites de nuestra capacidad, tomaremos decisiones que nos protejan de manera individual y de manera colectiva. Para tomar estas decisiones no podemos dejar que el miedo, la angustia o el pánico nos hagan actuar de manera impulsiva. En situaciones de “alerta” y “conmoción general” más que nunca, nuestras decisiones deben ser meditadas y milimétricamente diseñadas.

Para cambiar una respuesta de ansiedad por una de coherencia y tranquilidad, sólo tenemos que cortar el círculo vicioso del estrés y la ansiedad. Si necesitas disciplina y alguien que te acompañe en el entrenamiento, no dudes en consultarnos, desde Co&Co Training te acompañamos de manera presencial o telemática, para que nada te detenga, para que nada te colapse, para que pase, lo que pase, tu vida siga funcionando, te esperamos: info@cocotraining.es

¿Quieres recibir información sobre nuestros tratamientos y cursos de formación? Cuéntanos en qué podemos ayudarte y estaremos encantados de ponernos en contacto contigo.

JUNTOS PARA LA MEJORA DE TU BIENESTAR