Placer al volante. ¿Por qué nos gusta conducir?

Hoy nos preguntamos , qué significa el placer al volante ¿por qué nos gusta conducir?. Si somos de los que experimentan placer con la conducción, según el momento y nuestra personalidad se podrán activar dos circuitos diferentes.

¿Por qué nos gusta conducir? ¿Cómo se explica el placer que provoca ponerse al volante para muchas personas? ¿Qué circuitos se activan?

Algunos estudios revelan que para conducir necesitamos activar al menos 1.500 subcompetencias y que cada 0,6m aparece información relevante, es decir que a 48km/h encontramos 1.320 ítems de información que debemos procesar. Si realizamos una conducción consciente y con pleno control, necesitaremos de los 5 sentidos para una máxima concentración. Uno de los neurotransmisores implicados en el proceso de mantenimiento de la atención, es la dopamina, sustancia que además es considerada el centro del placer ya que regula la motivación y el deseo. Por eso tanta gente se escapa a dar un paseo en coche para relajarse y volver como nuevo. La concentración en la conducción obliga a olvidar otras preocupaciones, facilita la relajación, libera dopamina y en consecuencia provoca placer.

¿Cómo podemos liberar dopamina en la conducción?

También podemos lograr la liberación de la dopamina a través de la velocidad y las situaciones de riesgo al volante, lo que salvo que te encuentres en un circuito preparado, resulta completamente desaconsejable para tu seguridad, la del resto de conductores y también para tu bolsillo. Es precisamente el efecto contrario al anterior, es la exposición a una situación de amenaza o peligro la que provoca la activación del sistema nervioso simpático y hace que se acelere nuestro corazón, aumente nuestro ritmo respiratorio, se contraigan nuestros músculos y se aumente la liberación de endorfinas. La respuesta es la misma que ante una situación de estrés, sin embargo, al ser algo puntual, buscado y supuestamente controlado, la percepción es de euforia y emoción, es el denominado “euestrés” es la misma sensación que se produce tras practicar deporte o superar una meta.

¿Cómo disfrutar del placer al volante?

Sin duda y partiendo del primer modelo de disfrute, el de la evasión y relajación, el cambio más importante para que el conductor se deleite, es el de la mejora de la ergonomía de los vehículos.

La conducción es la combinación de tres factores, la maestría en el control del vehículo, el diseño de la planificación de una estrategia de circulación para la llegada a un destino y de la elección de la maniobra precisa en cada momento.

La mejora en la ergonomía del asiento, de la posición del volante, del manejo de freno, la climatización adecuada, así como el sencillo acceso a los mandos de control, nos permiten una mayor comodidad en la conducción y la disminución de sobrecargas musculares, permitiendo el aumento del nivel de atención en las maniobras de circulación y en la planificación de los trayectos. A mayor comodidad física, mayor posibilidad de concentración.

Es verdad, que de nada sirve una ergonomía perfecta del vehículo si las condiciones del tráfico no permiten la circulación, sin embargo, es precisamente en este tipo de situaciones cuando la ergonomía volverá a ser un elemento definitivo para contribuir al disfrute del tiempo de atasco dentro del vehículo.

La seguridad en las carreteras sin duda nos proporciona confianza y comodidad, lo que facilita que aumente nuestro nivel de distracción, favorece que nos adaptemos a la velocidad y que tras periodos prolongados de conducción tengamos la percepción de ir a una velocidad menor de la real. Así, ante una aparente menor necesidad de concentración en la tarea de conducir, se reducirá la liberación de la dopamina mencionada y la conducción no será tan gratificante como en estado de atención plena. ¿Qué conductor no disfruta de un paseo por una estrecha y sinuosa carretera secundaria?

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