Estrés Postraumático, cómo ayudarte

Experimentar o presenciar una catástrofe natural, un ataque terrorista, una agresión, un abuso, un accidente o vivir el sufrimiento extremo de seres cercanos, son algunas de las causas que pueden llevar a una persona a sufrir un Trastorno de Estrés Postraumático, TEPT, cerca del 50% de las personas expuestas a una situación de este tipo sufrirá TEPT en algún momento de su vida, según estadísticas del año 2019, cerca de 70.000 personas lo padecían en España.

Síntomas que sufren las personas con TEPT

Las personas que sufren TEPT tienen síntomas como flashbacks, pesadillas, insomnio tanto para conciliar el sueño como para mantenerlo, irritabilidad, aumento del estado de alerta, llevándolo a situaciones de hipervigilancia y respuesta de estrés incrementada ante estímulos neutros. Estos síntomas pueden aparecer inmediatamente después del episodio, o meses incluso años tras el episodio detonante, lo que hace que, en ocasiones, resulte difícil su diagnóstico.

Las funciones cognitivas de las personas diagnosticadas de TEPT también se ven afectadas, sufriendo una disminución de la atención sostenida, atención alterna o atención selectiva, así como una importante disminución en la capacidad de memoria y del control del carácter o del control inhibitorio lo que les predispone, en muchos casos, como sujetos especialmente vulnerables al desarrollo de conductas adictivas.

Estos síntomas pueden interferir de forma grave tanto con las tareas de la vida diaria, así como deteriorar la capacidad de disfrute del día a día.

Cómo mejorar la calidad de vida de personas con TEPT

El reconocimiento de la causa del estrés postraumático y el logro de unos niveles reducidos de ansiedad y estrés ante la visualización o recuerdo de las situaciones o pensamientos que lo desencadenan, son la clave para ayudar a mejorar la calidad de vida de estas personas.

El entrenamiento con Biofeedback puede ayudar a estos perfiles a recuperar la capacidad del control de los impulsos, reconociendo su estado general y entrenando su control, haciendo conscientes las reacciones autónomas como, respiración, frecuencia cardiaca, tensión muscular, sudoración o temperatura periférica, este aprendizaje conlleva la reducción de la ansiedad y el estrés y promueve la relajación.

La relajación asociada a la visualización de las experiencias pasadas, permite al sujeto establecer unos mayores niveles de control inhibitorio y mejorar su rendimiento cognitivo y sus niveles de bienestar.