Vejez y salud. La gran oportunidad

Hoy hablamos de la relación entre vejez y salud , ¿Cómo podemos sacar partido del envejecimiento? ¿Cómo nos afecta?

Doy gracias porque cada día que pasa me hago un poco más vieja, malo sería que no avanzase nunca más el tiempo para mí.

Me gusta envejecer, desde que tengo uso de razón me disfruto de crecer, avanzar, aprender y descubrir. Quiero que esto no sea distinto por muchos años que me regale la vida.

Las capacidades en una vejez con salud son diferentes a las de la niñez o juventud y esto implica la necesidad de reconocer estas nuevas capacidades y ajustarlas a un entorno que tampoco deja de cambiar. ¡Qué gran oportunidad para seguir explorando y descubriendo!

Envejecer implica que determinados procesos mentales complejos van a ir cambiando, se pueden ver ralentizados, aunque en la mayoría de los casos, este enlentecimiento no va a implicar existencia de deterioro.

La salud no está necesariamente ligada a ninguna etapa concreta de la vida, así como tampoco lo está la enfermedad. Lamentables enfermedades invaden la vida de personas jóvenes, a veces niños y la salud en otras ocasiones, acompaña a personas de edades muy avanzadas.

Cambios en nuestro cerebro con la vejez

Un cerebro sano y envejecido presentará unas características concretas frente a un cerebro sano y más joven. Al igual que sucede con otros aspectos más visible como la piel, los músculos, las articulaciones o los huesos, en el cerebro también se van a producir algunos cambios:

  • Disminución de su peso
  • Disminución del número de conexiones neuronales (sinapsis).
  • Disminución de la mielina de las neuronas (menor velocidad de comunicación entre ellas).
  • Disminución de la función metabólica.

Al igual que la pérdida de fuerza muscular, la aparición de arrugas y manchas en la piel no implican enfermedad, estos cambios en el cerebro, tampoco van a implican enfermedad, tan solo un funcionamiento diferente.

De la misma manera que hacemos adaptaciones en los usos y costumbres de la fuerza, como repartirnos las cargas y los esfuerzos o disminuir la velocidad de nuestros movimientos, debemos conocer los cambios naturales que se producen a nivel cognitivo, para realizar las adaptaciones necesarias en nuestros hábitos diarios para obtener un máximo rendimiento de nuestras capacidades.

Disminuciones funcionales con la vejez

Las disminuciones funcionales que podemos ir percibiendo y cuyo entrenamiento ralentizará su decremento son:

  • Sensibilidad táctil.
  • Capacidad de coordinación.
  • Control muscular.
  • Inteligencia fluida.
  • Memoria sensorial.
  • Memoria prospectiva.
  • Memoria operativa.
  • Percepción (oído, vista).
  • Rendimiento atencional.
  • Tiempo de reacción.
  • Integración visoespacial.
  • Adaptabilidad al medio.
  • Enlentecimiento general.

Qué funciones podemos potenciar

Sin embargo, hay otras funciones importantes que no van a disminuir, que se mantendrán constantes y que también podremos potenciar:

  • Sensibilidad posicional.
  • Sensibilidad a la presión táctil.
  • Inteligencia cristalizada.
  • Memoria primaria.
  • Memoria procedimental.
  • Memoria semántica.
  • Memoria autobiográfica.
  • Procesamiento emocional.
  • Conocimiento del mundo.

Paseamos, corremos, nadamos, o tal vez bailamos para mantener agilidad en las articulaciones y fuerza en los músculos, aumentar la densidad ósea y prevenir lesiones. Sabiendo qué aspectos de nuestra función cognitiva empiezan a flojear, podemos mejorarlos y manteneros en buen funcionamiento durante largo tiempo.

Cómo vivir un envejecimiento activo

Las 3 claves del éxito para aumentar la reserva cognitiva y la plasticidad cerebral que nos ayudarán a vivir un envejecimiento activo, saludable lleno de muchas oportunidades a descubrir son:

  1. Bienestar emocional: sal con tus amigos, conoce mejor a tus vecinos, inicia actividades de voluntariado, tus conocimientos y experiencia son muy útiles a los demás y compartirlos te hará sentir muy bien.
  2. Estilo de vida activo y saludable: enriquece tu cultura, ve al cine, al teatro, a conciertos, cuida tu alimentación, prueba nuevas recetas, introduce alimentos saludables, realiza algo de ejercicio físico, promociona tus relaciones sociales…
  3. Entrenamiento cognitivo: cuenta cuentos tradicionales, esos los que no están escritos, o los que sí lo están, pero tienen tu toque personal; controla tu presupuesto; aprende a jugar nuevos juegos, a los que juegan tus hijos o tus nietos; aprende un nuevo idioma o retoma las clases de historia…

Tu ilusión se convierte en tu máximo poder, aprende cómo disfrutar cada minuto de tu vida. Si no encuentras cómo hacerlo, nosotros te ayudamos.